lunes, 4 de junio de 2007

¿Es Santo el Fundador del Opus Dei?

El Papa pronuncia la fórmula solemne de la canonización en estos términos: «Para honor de la Santísima Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y la nuestra, después de haber reflexionado intensamente, y de haber implorado asiduamente el auxilio de Dios, siguiendo el consejo de muchos hermanos nuestros en el episcopado, declaramos y definimos como santo/a el/la beato/a N., y lo/la incluimos en el catálogo de los santos, estableciendo que éste/a ha de ser honrado/a en toda la Iglesia entre los santos con piadosa devoción. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.»

No se trata, pues, de un "facultad", sino de una propuesta que hay que aceptar: "ha de ser honrado/a en toda la Iglesia". La canonización es un acto solemne del magisterio: ordinario pontificio que se extiende a toda la Iglesia y obliga a todos los católicos a creer en ella (Catholic.net).

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(Lo que sigue está tomado de «El demonio, el exorcista y San Josemaria Escrivá» de Daniel M.)

Navegando por Internet he encontrado otra opinión más sobre San Josemaría Escrivá. Una opinión que se podría decir que no es de este mundo, pues ni viene de las páginas oficiales u oficiosas de la Obra, ni de ningún organismo eclesial, y tampoco de ninguna página de ex-miembros críticos.

La he encontrado en un lugar inesperado, un libro de exorcismos publicado por el sacerdote y exorcista español, Don José Antonio Fortea Cucurull. Este sacerdote de la diócesis de Alcalá de Henares, aunque estudió en la Universidad de Navarra ha afirmado reiteradamente que no pertenece a la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei y nos narra en su libro el caso del exorcismo que practicó durante varios años a una estudiante universitaria llamada “Marta”.

Este exorcismo fue difundido ampliamente por el periódico español “El Mundo” y la grabación de una de las sesiones fue emitida en un programa de televisión de un canal televisivo español, que tuve la fortuna de poder ver...

En la sesión correspondiente del año 2002 que reproduzco, el exorcista dirigiéndose al demonio Zabulón que poseía a “Marta”, se encomienda a Josemaría Escrivá de Balaguer:

Otra cosa interesante de observar es que cuando a un demonio se le ordena en el nombre de Jesús que responda a una pregunta, una de dos, o se calla o si responde dice la verdad. Desde luego, si se insiste en el nombre de Jesús acaba diciendo la verdad, porque a veces la primera respuesta puede ser cualquier cosa.

Sólo una vez por más que le di vueltas pensé que Zabulón me estaba engañando por más que insistí en mi orden, el hecho me dejó muy perplejo. En un momento dado invoqué a varios santos. En mi oración en voz alta le pedía a la madre Teresa de Calcuta y a José María Escrivá de Balaguer que nos ayudaran. Entonces aquella voz desagradable habló, cosa extraña, pues casi nunca decía nada salvo que se le obligara a hablar. Pero en esa ocasión dijo: "ella si que es una santa (la madre Teresa de Calcuta), él no (Josemaría Escrivá de Balaguer)". Yo le repliqué al momento diciéndole que estaba mintiendo. El demonio me dijo: "piensa lo que quieras, pero no es santo". Le dije que creía a la Iglesia, y si la Iglesia me decía que Josemaría Escrivá era santo, pues lo era, y punto. Y es más, quise comprobar el poder del nombre de Cristo y le ordené que dijera la verdad. Pero ante mi sorpresa, por más que se lo ordené se mantuvo en su afirmación sin ceder.

Aquello me dejó muy perplejo. Era la primera vez que sucedía. Hasta entonces el poder del nombre de Jesús siempre le había obligado a decir la verdad. Durante un día le di muchas vueltas y al día siguiente de forma repentina me vino a la mente la respuesta. Respuesta que me llenó de alegría, porque podía seguir confiando en el poder del nombre de Jesús. Y de admiración, porque nunca pensé que el demonio podía ser tan escurridizo, tan serpentino y astuto en un simple comentario hecho tan de paso. El demonio no había rectificado porque había dicho la verdad. Cuando dijo que la madre Teresa de Calcuta era una santa se refería a que había llevado una vida santa y ejemplar. Pero cuando dijo que Josemaría Escrivá no era santo, era verdad, pues todavía no había sido canonizado. Iba a ser canonizado la semana siguiente, pero todavía no estaba canonizado. El demonio había usado esa argucia semántica para sembrar la duda. La madre Teresa era santa de facto, Josemaría Escrivá no lo era de iure. Aunque Zabulón no era Satán, Padre de la mentira, si que era maestro del error y estaba dispuesto a usar en una frase un término en dos sentidos distintos, pero verdaderos, con tal de sembrar la desconfianza hacia la santidad hacia el, entonces, beato Josemaría y hacia el juicio de la Iglesia. Debo reconocer que su semilla diabólica, semilla que siembra la duda, hizo que desconfiara por un momento del juicio de la Iglesia, y por ende de la vida de aquel beato. Por un momento en aquella cripta bajo tierra, capilla iluminada por las velas; solos como estábamos (la madre, la posesa y yo), la siembra de la duda comenzó a echar sus malignas raíces en mi mente. No lo digo por quedar bien, pero no consentí en la duda. En cuanto vino a mi mente la advertencia del pecado que se me presentaba en aquel pensamiento, lo deseché.

Pero la duda era tremenda, era la duda acerca del juicio de la Iglesia, acerca de la vida de un santo y, en definitiva, acerca de la bondad de una institución de la Santa Madre Iglesia. Yo había improvisado sin pensarlo aquella invocación al beato, y el demonio, había añadido aquel comentario al instante, al segundo. Él conocía el más allá, él nunca había salido victorioso al poder del nombre de Jesús. Por más que le hubiera abrasado tener que reconocer la verdad y confesarla, siempre se había visto obligado al final a hacerlo. Aquel comentario venenoso que había lanzado el demonio, hubiera sido muy destructivo si hubiera habido personas alrededor menos formadas. Pero al día siguiente, cuando me vino a la mente la solución, vi con claridad que la astucia del demonio se volvía en su contra. Pues si aquel ángel caído había tratado de denigrar la santidad del nombre de aquel beato, entonces era el mayor elogio que podía hacerle. La mayor alabanza de su santidad era precisamente esa, el haber buscado una argucia tan astuta, tan retorcida, para atacarle.

Meditar sobre aquello me recordaría que Zabulón era también un teólogo. Aquel ser que se retorcía, gritaba y aullaba, sabía más Teología que yo. Y en un segundo había formado una frase cuya primera parte era verdadera de hecho y cuya segunda parte era verdadera de Derecho. Según se interpretara aquella frase era cierta la visión tradicional de la Iglesia o por el contrario era cierta una visión según la cual los juicios de la sede de Pablo podían ser errados, sus santos pecadores, y sus instituciones malas. Además se me presentaba la sencillez y santidad de la Madre Teresa frente al juicio de la Sede Apostólica. No podía decirse más, en menos. Afortunadamente, una argucia del Maligno cuando es descubierta y expuesta a la luz reafirma más justo aquello que trata de negar. Y a veces la sombra de una gran duda puede ser tan nefasta como la rotundidad de una pequeña negación.

Aunque aquella frase fue una obra maestra del arte de la duda, fueron innumerables los momentos en que pude comprobar que aquella voz que hablaba por boca de la posesa en Teología nunca erraba. Por citar sólo un ejemplo, irrelevante por otra parte, en una ocasión la madre de la chica le hizo una pregunta a la posesa en medio de una sesión. No contestó. Entonces le dije: "repite lo que ha dicho tu madre". Al instante, sin dudarlo ni una fracción de segundo, aquella voz ronca y desagradable dijo: "yo no tengo madre". Era fácil cometer una equivocación así por mi parte, pero la voz nunca erró su respuesta durante meses.

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Alien.

Aquí va una recapitulación y mis reflexiones sobre lo visto arriba:

1.- «Cuando a un demonio se le ordena en el nombre de Jesús que responda a una pregunta, una de dos, o se calla o si responde dice la verdad. Desde luego, si se insiste en el nombre de Jesús acaba diciendo la verdad, porque a veces la primera respuesta puede ser cualquier cosa.»

2.- «Entonces aquella voz desagradable habló, cosa extraña, pues casi nunca decía nada salvo que se le obligara a hablar. Pero en esa ocasión dijo: "ella si que es una santa (la madre Teresa de Calcuta), él no (Josemaría Escrivá de Balaguer)". Yo le repliqué al momento diciéndole que estaba mintiendo. El demonio me dijo: "piensa lo que quieras, pero no es santo". Le dije que creía a la Iglesia, y si la Iglesia me decía que Josemaría Escrivá era santo, pues lo era, y punto. Y es más, quise comprobar el poder del nombre de Cristo y le ordené que dijera la verdad. Pero ante mi sorpresa, por más que se lo ordené se mantuvo en su afirmación sin ceder. Aquello me dejó muy perplejo. Era la primera vez que sucedía. Hasta entonces el poder del nombre de Jesús siempre le había obligado a decir la verdad.»

3.- Si un demonio siempre responde la verdad, cuando en nombre de Jesús se le ordena, sus palabras no pueden inducir a falsedad, porque entonces estaría mintiendo. Dicho de otra manera: Jesús es quien obliga al demonio a decir la verdad cuando en su nombre se le manda, por tanto, Jesús no puede permitir que el oyente entienda algo falso de aquello que el diablo diga.

4.- Por ello, en el caso que nos ocupa, si Zabulón afirma reiteradamente que la Madre Teresa de Calcuta es santa y Josemaría Escrivá no, sólo puede entenderse literalmente, pues de otra manera sería una mentira dicha en nombre de Jesús.

5.- A lo anterior se añade lo que la realidad demuestra: la megalomanía de Escrivá, puesto que, entre otras acciones, permitió e indujo en su vida a que le rindieran el culto de un santo; vivió rodeado de toda suerte de lujos; ambicionó y recopiló cuantos títulos pudo y algunos de ellos con mentira (como el de Marques de Peralta); su gran legado a la Iglesia, el Opus Dei, es sectario, anticatólico, anticristiano, inhumano y herético; por su culpa miles de almas han abandonado a la Iglesia y a Dios; el proceso por el cual fue elevado a los altares tuvo grandes defectos y en él se impidió la declaración de aquellos que podían acabar con su canonización…

6.- Por eso el demonio, en nombre de Cristo, afirma que él no es santo y Teresa sí, ya que, dispuestos a mentir, podría haber dicho lo contrario, pero no, afirma que de los dos ella es la única con santidad.

7.- El exorcista le reza a Escrivá, por lo que a priori le considera un gran santo, y su desazón por reconciliar la verdad que le cuenta el diablo con su prejuicio le lleva a encontrar la paz en esa rebuscada solución.

8.- Para mí es verdad lo que afirma el demonio (que no es tan santo como el exorcista cree) y lo dicho por la Iglesia (que está en el Cielo: ha de ser honrado/a en toda la Iglesia). La canonización de Escrivá me está demostrando la realidad de que Cristo nos ha redimido a todos, de todos nuestros pecados, por lo que el Infierno, aunque existente, se halla vacío de humanos. Dicho de otra forma: si la Iglesia me obliga a creer que Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás está en el Paraíso, lo creo, mas para ello he de creer a su vez que todo el mundo es santo, que nadie se condena.

9.- La conclusión a que hemos llegado en el punto anterior es el gran don verdadero que Dios ha concedido a la humanidad a través de la vida de Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás. Y es una gran luz, aunque no debida al fundador del Opus Dei sino a Dios que sabe escribir derecho en los renglones torcidos de la vida y obras del santo Marques de Peralta.

10.- La otra manera de dar solución a este enigma es afirmar que no solamente no es santo Escrivá, ni que es de Dios el Opus Dei (algo evidente para quien lea sin prejuicios los testimonios y escritos a los que se puede acceder por ejemplo en Opus Libros o ExOpus y en los sitios a que dirigen sus páginas de links), sino que tampoco es infalible la Iglesia (que se equivoca tan garrafalmente en su magisterio solemne). Y por esta razón es por la que muchos han abandonado el catolicismo e incluso a Dios. Pero pueden estar tranquilos quienes así actúan ya que no les pasará nada, porque como todos estamos redimidos de todos nuestros pecados, según nos muestra Dios con la canonización de Escrivá, los que dejen de creer en la Iglesia también serán santos, quizás aún más que san Josemaría.

domingo, 3 de junio de 2007

Opus Dei. La Santa Coacción

OPUS DEI
Autor: DE ORBANEJA, FERNANDO
Pág.: 256
Sello: EDICIONES B
Precio sin IVA: 16,25 €
Precio con IVA: 16,90 €
ISBN: 978-84-666-3347-5
Fecha de publicación: 21/05/2007


LA SANTA COACCIÓN.

Escrivá de Balaguer era un sujeto oscuro, obsesionado por el poder y el dinero. Tras las estrecheces económicas de su infancia y los complejos por su humilde extracción social durante la adolescencia, Escrivá utilizó todas las armas a su alcance para crear una Obra que reuniera tanto a laicos como a sacerdotes, solteros, casados y viudos, dedicados a la búsqueda de la santidad.

Durante la Guerra Civil escribe Camino y se declara defensor a ultranza del conservadurismo más radical; por supuesto, apoya el levantamiento y su libro está impregnado de terminología marcial. Al terminar la contienda, el Opus se instaló definitivamente en las capas más altas de la sociedad y empezó su verdadera labor de enriquecimiento y control extremo de todo y de todos (Reseña Editorial).

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ÍNDICE GENERAL

  • Introducción.
  • El Fundador.
  • Formación y normas.
  • Proselitismo.
  • ¿Secta?, ¿mafia?
  • El fin justifica los medios.
  • Política.
  • Las Mujeres.
  • Los que se van.
  • Canonización.
  • Constituciones y escritos.